MISA DEL INSTRUMENTO

NOTA PREVIA

18La misa puede usarse como misa rezada, cantada o mixta. El texto se reparte en cuatro roles: un solista, dos coros y toda la asamblea.

ORACIONES AL PIE DEL ALTAR Y AL INTROITO

Uno: 19Padre, nos escogiste en Cristo
como instrumentos para su Reino,
como semilla, luz y levadura,
para la redención del mundo,
Todos: 20...con su Compañera, la Gran Señal
para alejar el influjo del Demonio.
Uno: 21Eres infinitamente grande y hermoso,
reinas sobre el cielo y la tierra,
que siguen ciegamente tu palabra
y te adoran sin cesar.
Todos: 22Dispón también de nosotros
que yacemos en el polvo ante ti.
Uno: 23La Omnipotencia envió a la nada
como instrumento en manos del Redentor,
y esta nada se rebeló
cada vez que estorbó tus planes.
Todos: 24Míranos, arrepentidos, de rodillas ante ti,
a los que alejamos del mundo la salvación.
Uno: 25Quisimos seguir caminos propios
y no ver, culpablemente, tus deseos;
nos separamos de tu lado, de ti,
a quien, temblorosos, aclaman cielos y tierra.
Todos: 26Arrepentidos confesamos nuestros pecados;
¡haz que encontremos perdón en Cristo!
Uno: 27En el futuro, guárdanos como pertenencia tuya
y que solo a ti consagremos las fuerzas del amor,
para que Cristo pueda actuar por nosotros
y conducir a los hombre hacia el cielo.
Todos: 28¡Recorra El en nosotros la tierra
y con su Esposa extienda su Reino!
Uno: 29Envíanos al Espíritu de fortaleza del Señor
para que por El surja la creación renovada:
el Reino de Schoenstatt, nación de Dios,
que se asemeja a la eterna Ciudad de Sión,
Todos: 30...donde triunfa el amor
y reinan siempre la justicia y la verdad.
Amén.

SEÑOR, TEN PIEDAD

Uno: 31¡Apiádate, Padre misericordioso,
borra en nosotros la culpa del pecado!
Derecha: 32¡Señor Jesucristo, Cordero de Dios,
asciende nuevamente a la cruz!
Izquierda: 33¡Dios Espíritu Santo, Dador de la vida,
lleva al mundo a su plena redención!

GLORIA

Uno: 34A ti, oh Dios, amor y honra,
a ti, que reinas sobre los mares,
cielos y tierra
siguen el camino que Tú les señalas.
35Tú, Dios Padre, por amor
te das a tu Hijo totalmente,
en el Espíritu Santo
para eterno gozo.
36Así eres en ti mismo perfecto;
eres el Amor que jamás cesa.
Amor envió al Hijo *
como prenda de la Redención.
Derecha: 37Amor dio al Hijo la vida
en la Madre y Esposa,
y a El, nuestro mayor bien,
le pidió derramar su sangre.
Izquierda: 38Amor hizo que El, antes de su muerte,
nos diera a su Madre y Compañera en herencia,
para que ella, como la puerta segura,
nos conduzca prontamente hacia Dios.
Derecha: 39Con la fortaleza del Hijo
ella siempre supera victoriosa
el reino y la obra de Satán,
trayendo la paz al mundo.
Izquierda: 40Amor nos ha sumergido
en aquel que se nos regala diariamente
como ofrenda y alimento generosos
en este largo peregrinar.
Derecha: 41Amor, para completar la Redención,
nos incorporó a la misión de la Palabra eterna,
nos hace participar fielmente de su destino
y nos engrandece como a sus instrumentos.
Izquierda: 42Amor creó al mundo
como peldaños de amor,
que nos conducen eficazmente hacia el cielo,
al corazón de Dios.
Derecha: 43Del Amor eterno con diafanidad
vemos fluir torrentes de amor,
derramarse por cielos y tierra
y retornar a su fuente.
Todos: 44Amor y gloria sean dados a Dios en su trono
al Padre y al Hijo,
y al Espíritu Santo,
ahora y por toda la eternidad.
Amén.

ORACIÓN

Uno: 45Padre, nos has enviado
para que en manos de Cristo
seamos instrumentos, y eternamente lo seamos
entregándonos a nuestros hermanos.
Derecha: 46Como lo hiciera la Madre y Compañera,
que guía el Reino de Schoenstatt,
queremos consumirnos enteramente
para aumentar tu amor y tu gloria.
47Haz que, como ella, estemos siempre
dispuestos para tu servicio;
como ella, que es abnegada, es alegre y fiel,
es servidora, es virgen y esposa.
Izquierda: 48Quebranta por nosotros la cabeza de la Serpiente,
que de continuo te roba las almas
y que con violencia perturba en este mundo
la paz prometida a los pueblos.
49Cristo en nosotros recorra los tiempos
dispuesto a luchar y vencer,
para darte con su ser divino
pruebas de amor y de gloria.
Amén.

PARA LA EPÍSTOLA

Uno: 50Padre, has enviado al Hijo
como prenda de tu amor.
Por amor se hizo carne
y vino a nosotros en este mundo.
51Por amor se entrega
como ofrenda y alimento sobre el altar.
Allí quiere reinar siempre entre nosotros
y habitar en nuestra cercanía.
52Por amor, a través de su Palabra,
vive y continúa activo en nuestras filas
como fuente de la eterna verdad divina,
llena de ardor y refulgente claridad.

PARA EL EVANGELIO

Uno: 53Más tajante que espada de doble filo
se ha mostrado la Palabra de Dios:
separa con fuerza espíritu y alma
y dispone a la transformación interior;
54impetuosa separa médula y coyuntura;
hace fuertes y amplios los corazones;
es juez del pensar humano;
es hoguera para el amor divino;
55es martillo que destroza
lo que en el camino estorba,
lo que nos detiene en la senda hacia Dios
y perturba y disminuye nuestro amor;
56es semilla que arraiga
si cae en buen terreno;
que trae fruto centuplicado
si penetra hondo en los corazones.
Todos: 57Padre, purifica nuestra almas,
haz que escuchen la Palabra
y realicen dócilmente
todo lo que entonan en nosotros sus sones.
58Haz que la conservemos en nuestros corazones
como lo hiciera nuestra Reina de Schoenstatt,
en quien penetró cual rocío del cielo,
y que así esperemos las bodas eternas.
59Y alegres la llevaremos al mundo,
que asombrado retendrá el aliento
y encontrará para siempre
la paz de Dios que anunciaran los ángeles.
Amén.

AL CREDO

Uno: 60Creemos con certeza
lo que nos dice la eterna Verdad;
inclinamos, dóciles, el entendimiento
y la seguimos con amor y obras.
61La fe es la senda segura
que nos mostró el Verbo;
solo quien reciba esta fe
alcanzará salvación eterna.
Derecha: 62Creemos, oh Dios, que tu poder
dio al mundo la existencia,
que Tú lo mantienes y riges,
que lo conduces sabiamente a su fin.
Izquierda: 63Tú, que reinas en alturas celestiales,
quieres mirarnos cálidamente
y ver en nosotros a tu Hijo,
al que reina contigo en el trono eterno.
Derecha: 64Somos tan pobres, débiles, míseros,
mas Tú nos engrandeces y dignificas,
para hacernos miembros de Cristo glorioso,
de El, nuestra Cabeza, que nos atrae hacia ti.
Izquierda: 65Tú, oh Dios, elevas nuestro ser,
te estableces en el alma como en un templo,
donde, con el Hijo y el Espíritu Santo,
te manifiestas huésped perdurable.
Derecha: 66El cuerpo y el alma están consagrados
a la Santísima Trinidad,
que reina en nosotros como en el cielo
y nos habita con su riqueza.
Izquierda: 67Estamos así sobre el universo,
adentrados en la divinidad;
valemos más a tus ojos
que, sin nosotros, toda la tierra.
Derecha: 68Las obras de todas las culturas
son tan solo polvo insignificante,
comparadas con la grandeza
que nos concede tu amor.
Izquierda: 69Nos has regalado a tu Hijo, que en silencio
pende por nosotros en la cruz;
nos envías al Espíritu Santo,
quien nos adoctrina y educa.
Derecha: 70Pones un ángel a nuestro lado,
presto a custodiarnos,
y nos das una Madre bondadosa,
que con amor cuida de nosotros.
Izquierda: 71Nos confiaste solícitamente
a la Iglesia, Esposa de tu Hijo,
para que nos guíe por la vida
y alimente en nosotros el verdadero amor.
Derecha: 72Tu Hijo se ofrece benignamente por nosotros
como ofrenda en el altar;
allí está como amigo y alimento
en toda circunstancia, silencioso y cercano.
Izquierda: 73Nos contemplas con mirada paternal
y nos participas de la felicidad de tu Hijo;
dispones todo cuanto nos acontece,
para nuestra eterna salvación
Derecha: 74Cada sufrimiento es un saludo tuyo,
que da alas a nuestra alma,
con vigor nos marca el rumbo
y mantiene vivo nuestro esfuerzo.
Izquierda: 75Renovadamente nos apremia a decidirnos
a estar prontos para Cristo
hasta que sólo El viva en nosotros,
y en nosotros actúe y nos impulse hacia ti.
Derecha: 76Como el girasol se vuelve
al sol, que lo regala con abundancia,
Padre, nos volvemos creyentemente hacia ti
con el pensamiento y el corazón.
Izquierda: 77Silencioso y paternal
te vemos detrás de cada suceso;
te abrazamos con amor ardiente
y con ánimo de sacrificio vamos alegres hacia ti.
Derecha: 78Te damos gracias, honor y gloria
en el santuario de nuestra alma;
allí jamás te dejaremos solo,
queremos estar siempre junto a ti.
Izquierda: 79Con los ángeles y santos
nuestro corazón gira en torno al altar;
late por aquel que, allí oculto,
sacia el vehemente anhelo de amor.
Derecha: 80Creemos que se nos dará
la gloria y la dicha de la resurrección,
y que un día, iguales a Cristo transfigurado,
viviremos plenos y radiantes en cuerpo y alma.
Todos: 81Al venir el Juez del mundo,
aquel que sostiene con firmeza el cetro real,
haz, Padre, que estemos a su derecha
y vayamos con El a las bodas eternas.
Amén.

OFRENDAS

Uno: 82Padre eterno, estos dones
que traemos a tu altar
te digan en nuestro nombre
que nada nos pertenece.
Derecha: 83En silencio a tus manos
devolvemos, como ofrenda,
lo que somos y tenemos;
úsalo según Tú quieras.
84Quítanos toda voluntad propia;
con un corazón puro,
danos realizar fielmente nuestra misión
como instrumentos de tu bondad.
Izquierda: 85Como el pan y el vino se transforman
en la vida y el ser de Cristo,
Padre, así elévanos hasta ti
y trátanos como a tu Hijo.
86Las normas de tu sabiduría
formen nuestro ser y actuar
según los santos rasgos de Cristo,
como resplandecen en María, su Compañera.
Derecha: 87A nosotros, que celebramos el sacrificio,
danos revelar día a día,
a un mundo lleno de miserias,
las grandezas de Cristo.
88Solo entonces nada podrá turbarnos;
estamos como en una fortaleza,
como una avecilla en su nido,
seguros aun en las tormentas.
Izquierda: 89La libertad de nobles hijos de Dios
resplandece en todo nuestro ser;
esa libertad sana por nosotros al mundo
y es alegre heraldo de la Redención.
90Nada puede perturbar tus planes,
sin trabas los conformas;
te extiendes por tus instrumentos
y aumentas sin fin tu gloria.
Todos: 91Desciende, Espíritu Santificador;
bendícenos y bendice estos dones
a fin de que ellos agraden a la Santísima Trinidad,
y entona por nosotros himnos de júbilo.
Amén.

PREFACIO

Uno: 92A los innumerables coros angélicos
y a nuestra Reina celestial
nos unimos nosotros en este mundo
ante tu santo tabernáculo de amor,
entonando nuestros himnos de alegría
y los cánticos de nuestra ardiente gratitud.
93Padre, eres infinitamente poderoso;
engendras en tu purísimo seno
al Hijo, consubstancial a ti,
y eres de infinita riqueza de amor
en el Espíritu Santo, a quien alabamos
contigo y con el Hijo, siempre y en todo.

SANTO

Todos: 94"Santo, santo, santo, Señor",
temblorosos te aclaman tierra y mar;
como orla de tu manto
te ensalzan en el ámbito del universo,
te alaban con júbilo sin fin:
"Santo, santo eres Tú, Señor".
95“Santo", canta el coro celestial
y te aclama siempre con alegría;
"santo", entona exultante
el sagrado coro de Tú Iglesia.
Tierra y cielo se unen
para alabarte eternamente.
Amén.

ANTES DE LA CONSAGRACIÓN

Uno: 96En señal de santa unidad
extendemos nuestra manos
a todas las comunidades de la Familia
que, en Cristo, se inclinan
Todos: 97... ante nuestra amada Reina,
en Schoenstatt, valle de sol.
Uno: 98Padre, haz fecundas a nuestras comunidades,
y que en su camino por este mundo
fortalezcan en la Iglesia
la santa paz de Dios
Todos: 99... para que la Iglesia extienda sus fronteras
y divinamente conduzca al mundo.
Uno: 100Da amor a nuestros padres, *
aleja de ellos toda aflicción;
ayúdalos a regirnos de tal modo,
que nos guíen a la Santísima Trinidad;
Todos: 101... y así, por ellos, crezca la Iglesia
y la regalen con santos.
Uno: 102Nos envías a tu Hijo
nuevamente a esta tierra
a renovar su sacrificio,
a celebrarlo en el altar;
Todos: 103... nuestra impotencia se despose con El
para redención de la humanidad.
Amén.

DESPUÉS DE LA CONSAGRACIÓN

Uno: 104La espada santa de la doble consagración
ha renovado milagrosamente para el mundo
la donación de Cristo,
Cordero de sacrificio,
tal como pendiera en la cruz.
Como instrumentos, con cuanto poseemos,
nos unimos a El, la Oblación.
105En la altura sacrosanta del Gólgota
vemos, con espíritu de fe,
a su Madre y Compañera,
que con El se ofrece
y que nos mira con bondad.
Por nosotros se entrega con su Hijo
al Padre reinante en su trono.
Derecha: 106Eterno Padre,
en el altar
nos ofrecemos con El
y te  adoramos  sin reservas
a ti y a tu omnipotencia.
Dispón de nuestras vidas,
que nos regalaste por amor.
107Aunque incluya dolor y cruz,
realiza el grandioso plan de amor
que trazaste, desde toda la eternidad,
al curso de nuestras vidas.
En Cristo
venos pender de la cruz
impulsados por vehemente amor.
Izquierda: 108Acepta con paternal clemencia
su sangre preciosa
por nuestras culpas;
depón la espada vengadora,
pues tu Hijo te honra infinitamente.
Cada vez, con el santo sacrificio,
se renueva este precio de  expiación.
109Tu mirada reposa complaciente
en la alegría
de la humanidad liberada del pecado
A ella extiendes nuevamente tu mano paternal
y la transformas en tierra fecunda de paz;
esparces por doquier tu bendición
y en todas partes nos muestras tu huella.
Derecha: 110Recibe a tu Hijo
como  acción de  gracias
por cuanto has hecho por nosotros:
transformando nuestro ser
nos sumergiste hondamente en Cristo;
nos diste su misión y dignidad
como a instrumentos para consumar la Redención.
111De igual modo que a la Esclava del Señor,
nos protegiste como a la pupila de tus ojos;
espléndidamente nos adornaste con tus dones
y atrajiste a muchos hasta nosotros.
Toma por ello
la vida de tu Hijo;
te la entregamos por manos de su Esposa.
Izquierda: 112Con actitud filial te regalamos a tu Hijo
como  petición  viva.
Siempre será poco cuanto te imploremos
en virtud de este don;
en El somos ahora,
ante las puertas del cielo,
ricos, omnipotentes y dignos.
113Haz que en El, libres de apariencias,
seamos siempre y perfectamente instrumentos tuyos;
que, desprendidos de nosotros mismos
y afectos a El,
guiemos a los hombres al cielo
para unirlos con amor ardiente
al Dios Santo y Trino.
114Consérvanos hasta el fin de los siglos
lo que El nos dejara en testamento:
la Reina tres veces Admirable,
el tesoro en Schoenstatt,
valle de paz.
Mientras lo guardemos fielmente,
El reunirá en torno nuestro a los mejores.
Todos: 115Por El, el Cordero siempre victorioso,
que yace ante ti como inmolado,
en el Espíritu Santo,
que impulsa la creación a las alturas,
recibe, Padre, de un sincero corazón filial:
adoración, expiación,
agradecimiento y petición.
Amén.

AL PADRE NUESTRO

Uno: "PADRE"
Todos: 116Padre, sin mérito propio
estamos ante ti como hijos en Cristo;
no somos únicamente siervos,
tenemos pleno derecho de hijos.
Uno: "PADRE NUESTRO"
Todos: 117Con alegría estamos unidos en ti
donde sea que nos brille el sol;
Tú eres igual para todos,
padre y generoso en el amor.
Uno: "QUE ESTAS EN EL CIELO"
Todos: 118Reinas en el cielo,
que heredaremos como recompensa,
y conformas benignamente
nuestro corazón haciéndolo arca de amor.
Uno: "SANTIFICADO SEA TU NOMBRE"
Todos: 119Seas glorificado
Tú, que velas por todo;
ante tu poder todo se incline
y alabe el esplendor de tu nombre.
Uno: "VENGA TU REINO"
Todos: 120Alegremente venga a nosotros tu Reino,
que asemeja la tierra al cielo;
siempre rijan en él
verdad, amor y justicia.
Uno: "HÁGASE TU VOLUNTAD
EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO"
Todos: 121Que solo tu voluntad sea la norma
que plasme nuestra vida;
todo esté siempre dispuesto
a realizar lo que te agrade.
Uno: "DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA"
Todos: 122Danos pan para el cuerpo y el alma,
protégenos en toda necesidad;
muestra que eres padre
cuando nos enrede la astucia de Satanás.
Uno: "PERDONA NUESTRAS OFENSAS,
COMO TAMBIÉN NOSOTROS
PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN"
Todos: 123Borra todas nuestras culpas,
así como soportamos y perdonamos siempre,
con paciencia y bondad,
cuando nos profanan los hombres.
Uno: "NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN"
Todos: 124En la tentación danos fuerza
para que no flaquee el alma;
protégenos de toda ocasión
que con extrema violencia nos impulse al pecado.
Uno: "Y LÍBRANOS DEL MAL"
Todos: 125Con Filial sentimiento
odiamos como Tú el pecado;
mas somos débiles y pobres,
¡líbranos de la vergüenza del pecado!
Uno: "AMEN"
Todos: 126¡Amén! Sí, ¡así debe ser!
¡Como hijos tuyos nos consagramos!
¡Vela siempre con mirada de padre
por la felicidad de tus hijos!.
Amén.

ANTES DE LA COMUNIÓN

Uno: 127Padre, quieres darnos como alimento
al Cordero, que da su vida por nosotros;
para unión de amor nos donas a tu Hijo,
que nosotros, Padre, te hemos regalado.
128Así como los alimentos se transforman
en aquél a quien sustentan,
así incorpóranos a ti, Señor,
a quien alaban cielos y tierra.
129Como don nupcial, puro y permanente,
Tú nos regalarás
con las llamas de amor vivas
que brotan de tu corazón.
130El ardiente espíritu de sacrificio
que te apremia darte abnegadamente,
nos inflama en iguales deseos
y rompe con fuerza toda estrechez.
Derecha: 131Apagas el fuego de nuestras pasiones;
nos colmas con amante gozo;
en ti nos das cálido sol
y nos buscas para la fiesta de bodas.
Izquierda: 132Deseas liberarnos de flaquezas;
vienes a protegernos con tu amor            
de pasiones que nos arrastran,
para que siempre nos conservemos íntegros.
Derecha: 133Cada vez que te recibimos dignamente,
das derecho a nuestro cuerpo
a vivir glorioso, igual a ti,
cuando alcancemos el premio de victoria.
Izquierda: 134Eres pan de los hijos de Dios,
vino del que nacen almas virginales,       
alimento que reverencian los mártires,
manantial para alegres heraldos de la Redención.
Derecha: 135Deseas unir íntimamente contigo,
en un Cuerpo, a todos los miembros,
para que sean como hermanos y hermanas
que en el altar se encuentran.
Izquierda: 136Eres límpida fuente de paz,
el vínculo que une a todos los pueblos,
el poder que vence las disensiones,
la luz que trae calor y claridad.
Derecha: 137Con tu Esposa, señal de victoria,
vences al Dragón;
ante ti debe doblegarse todo enemigo:
el Demonio y sus engendros infernales.
Todos: 138Haz, Señor, que el amor rompa nuestra frialdad
y que nuestros corazones se abran,
así como la esposa anhela muestras de amor
y el ciervo, los manantiales.
139No somos dignos de recibirte,
pues nos asemejamos al hijo pródigo.
Creemos, sin embargo, en la prueba de tu amor
y nos acercamos sin temor ni angustia.
140Venimos a decidirnos nuevamente
a ser como cera en tus manos
para que puedas enviarnos como instrumentos
a pastorear tu rebaño según tus deseos.
Amén.

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Uno: 141Así como te preparaste una morada
en tu Madre y Compañera
al dar ella su Sí
has enriquecido mi corazón.
142Señor, ahora puedo descansar en tu pecho
según el profundo deseo de mi corazón;
puedo cuidar por tu reino de paz,
igual que tu discípulo amado.
143Estás enteramente con tu ser
en el santuario de mi corazón,
así como reinas en el cielo
y habitas glorioso junto al Padre.
144En tu mano tienes el cetro,
dominas sobre ciudades y campos;
tierra y cielo son tu tienda,
eres el Rey del universo.
Derecha: 145Te adoro con fe
y me ofrezco a ti como instrumento;
nada retengo para mí,
tu honra es mi felicidad.
146Sólo a ti quiero consagrar
mi amor puro como azucena;
todo lo que pueda empañarlo
es para mí tan sólo vana ilusión.
147A ti te pertenece cuanto tengo,
hasta la última gota de mi sangre,
a ti, mi corazón y mi voluntad,
mi alegría y mi dolor.
148Quítame lo que tengo y lo que soy,
te lo entrego todo;
úsalo para salvación de los hombres,
aunque deba sufrir por ello.
Izquierda: 149Tú, Ofrenda glorificada,
deseas de mí recia disciplina,
para que sea igual a las especies,
fuerte en el sacrificio y lleno de amor.
150Sin lagar no hay vino,
el trigo debe ser triturado;
sin tumba no hay victoria,
solo el morir gana la batalla.
151Toma mi corazón y mis manos
como prendas de victoria;
permanezco quieto al golpe de la lanza,
quieto, aunque clavos me martiricen.
152Ponme la corona de espinas,
sáciame con escarnio y burlas;
nunca nada será demasiado difícil para mí
cuando de ti se trate, Señor.
Derecha: 153Lo que exija el Reino de Schoenstatt,
al que me he consagrado por entero,
será para mí como deseo y mandato
al cual someta todo.
154Nunca me dejarás solo
y estarás en mí ayudándome;
irás conmigo al dolor y a la lucha,
aunque el camino sea largo y duro.
155Me acompañas por todo el mundo,
donde Tú, Señor, me has enviado,
sea que vaya a los paganos
o que permanezca entre los fieles.
156Me regalas luz y me das fuerza
contra las malas pasiones;
me conformas según tu imagen,
como se manifiesta en María, tu Compañera.
Izquierda: 157Dispones siempre mi corazón
para el Espíritu Santo,
quien me colma de magnanimidad
y sacia bondadosamente mi anhelo.
158Si así permanezco unido a ti,
actúas en mí en todo instante;
y el Padre, lleno de felicidad,
me contempla desde lo eterno.
159El construye por mí la Ciudad de paz,
la prometida Nación de Dios:
"Habrá un solo rebaño y un solo Pastor,
que conduzca todo hacia el Padre".
160Estaré siempre dispuesto
para las bodas al fin de los tiempos;
espero lleno de confianza
el magno juicio final.
Todos: 161Gloria a ti, Dios Hijo,
con el Padre en su trono,
y al Espíritu de Santidad,
ahora y por los siglos.
Amén.

ENVÍO

Uno: 162Desde el altar
nos dirigimos, Señor,
a dar tu forma
a la vida cotidiana.
Todos: 163Como la avecilla,
que no abandona su nido,
ronda nuestro amor
en torno al lugar santo.
164Donde la lámpara del Santísimo
arde y jamás se extingue,
se consume nuestra alma
para desposarse contigo.
165Por todos los medios
queremos arrebatar
el mundo y los corazones
hacia el cielo, hacia el Padre.
166Así como el pan y el vino
inmolándose se consagran a ti,
en todas las cosas
debe renovarse el ofertorio.
167Todo exclame en coro:
"Santo es Dios";
todo debe consagrarse,
y ser y obrar santamente.
168Todo sea comunión
en ti, Hijo de Dios,
un festejo con el cielo
y manifestación de la gloria divina.
169Por nuestra Reina,
Soberana de Schoenstatt,
sepulta al antiguo Dragón
en las tinieblas del infierno.
170Todo sea tu Reino,
e igual a ti, su Cabeza;
todo alabe con alegría
a la Trinidad en las alturas.
Amén.