MIRA, PADRE A NUESTRA FAMILIA

CONSIDERACIÓN

448San Francisco Javier peligraba
por la zozobra de su nave.
Tan grande era el riesgo de naufragio
y de perder la vida,
que sólo Dios
podía salvarlo de la muerte.
449En ese difícil momento lo embargó
una emoción profunda:
se sintió estrechamente unido
a todos sus hermanos de orden,
a los de la tierra
y a los de la mansión del cielo.
450Pensó en su lucha
pura y noble,
en su vida meritoria y grata a Dios;
y pidió fervorosamente al Señor
que, en consideración a ellos,
lo librase del naufragio.
451Así de serio, espiritual y trascendente
era su pensamiento;
así de hondo y de cálido
era su afecto de hermano:
tan estrecho era el vínculo familiar
que lo ataba a los suyos.
452La Compañía se esforzaba por complacer a Dios
y bajo su mirada crecía fecunda;
por ello Francisco Javier
se creía especialmente protegido por Dios
y utilizado por El de continuo
como instrumento para su Reino.
453Cuando mi propia debilidad
y la astucia de Satanás se suman;
cuando me oprime
el amargo tormento de mis faltas,
yo también puedo apelar
a la riqueza de nuestro Capital de Gracias,
454e invocar a los hermanos nobles, puros y fuertes,
que día a día escogen de nuevo
al Señor como Esposo,
y sobre los cuales El hace descansar
su mirada complaciente.
Por causa de ellos, el Señor me procura la dicha.

ORACIÓN

455Diariamente ofrezco
los míos y sus luchas,
su vida fuerte y santa de amor y sacrificio:
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
456Cuando la tentación
amenaza con superarme
y el mundo y el Demonio no se alejan de mí,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
457Cuando las incertidumbres de la vida se ciernen
y enemigos esparcen
sus bombas y granadas,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
458Cuando la persecución pisa mis talones
y todos los campos
se transforman en desiertos,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
459Y cuando mi vida pende de un hilo,
porque enemigos me acechan
en todos los senderos,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
460Cuando por perfidia y por un odio ciego,
buscan destruir, destrozar
la obra de mi vida,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
461Cuando se me acusa
de todas las herejías
y todos los que me apoyaban huyen de mí,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
462Cuando quieren arrancarme
de mi lado
a quienes he podido tener por discípulos,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
463Cuando se desploman
mi valor y mi confianza,
porque se me presentan tareas agobiantes,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
464Cuando me es imposible
dar prudentes consejos a los mío
y protegerlos de los daños del cuerpo y del alma,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
465Cuando Satanás lucha
con golpes insidiosos y violentos
para borrar a Dios de mi existencia,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
466Cuando Dios permite triunfar
en apariencia al Demonio
y a mi alrededor todo guerrea en contra mía,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
467Cuando me siento ante Dios
pobre y desnudo
y a mis pies se abren profundidades abismales,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
468Cuando lleguen las últimas horas de mi vida
y mi conciencia
me acuse con rigor,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
469Cuando esté ante el tribunal de Dios
y tema seriamente
recibir su duro reclamo,
Padre, con misericordia mira a nuestra Familia
y, por causa suya, manifiéstate en tus maravillas.
470Estoy tan íntimamente ligado a los míos
que yo y ellos nos sentimos siempre
un solo ser:
de su santidad vivo y me sustento
y, aun, gustoso estoy dispuesto a morir por ellos.
471Estoy tan entrañable
y fielmente unido a ellos,
que desde dentro una voz me dice siempre:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
472Cuando mi vida es agitada
por indómitas tormentas
y las pasiones desgastan mi alma:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
473Cuando los placeres del mundo
procuran seducirme
y el corazón está cansado, seco y abatido:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
474Cuando se ha tornado en disgusto
luchar por lo más alto
y me abandona esa vigorosa fuerza de antes:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
475Cuando en todas partes
se me deja siempre de lado
y soy incapaz de satisfacer cualquier exigencia:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
476Cuando me oprime la carga
de pesados trabajos
y todo me arrastra hacia la agitación y la prisa:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
477Cuando los nervios
me juegan malas pasadas
y mi celo se enfría por los fracasos:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
478Cuando se desbaratan todos mi grandes planes
y todo a mi alrededor
me manifiesta una amenazante hostilidad:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
479Cuando me hastía la callada fidelidad
en lo pequeño y más estoy dispuesto
al llanto amargo que a la risa:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
480Cuando el Espíritu de Dios me impulsa a lo alto
y por mi cansancio
yo quisiera tenderme en un rincón:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
481Cuando la obediencia
me somete a difíciles pruebas
y no hay un cálido sol que brille desde lo alto:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
482Cuando me agobia la estrechez de la pobreza
y cantos de sirena
buscan cautivar mis sentidos:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
483Cuando se me hace duro
continuar solitario el camino
y ver a otros en su matrimonio llenos de felicidad:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
484Cuando me acosa el instinto
que desea un hijo propio,
y esta forma de vida me estrecha con dureza:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
485Cuando estoy fatigado por el trabajo
y otros nuevos problemas
golpean ya a mi puerta:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.
486Cuando estoy ante decisiones importantes
y me resisto a emprender caminos
llenos de sacrificio:
En ellos repercuten tu ser y tu vida,
deciden su aflicción o acrecientan su dicha.

CONSIDERACIÓN

487En Cristo Jesús nos ata
un estrecho vínculo:
estamos profundamente unidos
en sus santas llagas;
nosotros somos sus miembros,
El la única Cabeza:
esta Buena Nueva
nadie nos la podrá arrebatar.
488Como miembros de su Cuerpo
somos capaces de obtener méritos:
tenemos derecho
a la gracia y a la gloria.
Mientras seamos
verdaderamente sus miembros,
el Padre siempre
nos mirará con beneplácito.
489Si en el ser
y en la vida
nos asemejamos a Cristo,
podremos extendernos
las manos unos a otros:
la santidad de uno
favorece a todos
a través de la sangre del Señor.
490Así el amor a la Familia
nos da alas
para refrenar con ahínco
las malas pasiones
y esforzarnos
por la más alta santidad,
con vigoroso espíritu de sacrificio
y sencilla alegría.
491La santificación propia
se torna amor a la Familia
Y le ayuda a cruzar
alegremente toda oscuridad;
atrae sobre ella
los ojos regocijados del Padre
y es para ella báculo certero,
el más seguro amparo.
492Esa santificación
se orienta al apostolado
y de él vive,
e inflama con su ardor
el celo por las almas;
es un lazo potente, indestructible,
que nos une
a través de ciudades y de campos.