VIA CRUCIS DEL INSTRUMENTO
Notas Previas
2301. El Via Crucis de Schoenstatt o del Instrumento puede, según se desee, rezarse o cantarse en forma alternada. En el primer caso se recomienda, al menos, cantar juntos la estrofa conclusiva, que se repite constantemente.2312. Los dos coros se relacionan de la siguiente manera: el primero muestra siempre al Señor desde el punto de vista del respectivo misterio sucedido en Palestina; el segundo manifiesta el mismo misterio en el acontecer de los tiempos.
2323. Cuando no se disponga de suficiente tiempo para rezarlo completo, se puede omitir el segundo coro.
2334. En cuanto al contenido, se orientan las estaciones según la característica de la piedad instrumental:
234-La primera estación demuestra el perfecto desasimiento; la segunda, la perfecta vinculación al Padre; la tercera, a la Obra; la cuarta, la quinta y la sexta ilustran con vivas representaciones unas epifanías, manifestaciones o "apariciones". Las tres siguientes procuran profundizar dichas características para que el alma repose en ellas. Las estaciones diez, once y doce se refieren a la seguridad en el Padre y no en el goce sensible, ni en la voluntad propia, ni en la posesión de bienes. La trece y la catorce explican con mayor precisión la fecundidad.
2355. No es difícil encontrar y profundizar en esos textos las características de la Inscriptio.
236El perfecto desprendimiento está representado en la primera estación; la perfecta entrega, en la segunda; y la perfecta transmisión en la tercera. En las tres siguientes y en la cinco últimas se hacen valer nuestros ilimitados derechos de amor. Por su parte, la séptima, la octava y la novena, al igual que en la consideración hecha desde el ángulo de la Piedad Instrumental, son una profundización de la estaciones anteriores.
2376. Tal como lo documenta la oración introductoria, a lo largo de todo el Via Crucis se enfrentan las dos grandes potencias que hacen la historia del mundo: de un lado, Cristo y su Madre (con el encargo del Padre de ser la Colaboradora Permanente de su Hijo); y del otro lado, el Demonio y sus cómplices. Entre ambos, el hombre. Nosotros nos dejamos motivar para, como instrumentos, decidirnos nuevamente con toda el alma en favor de las potencias divinas.
238Un énfasis especial se pone en la elaboración de la íntima unión entre Cristo y María, su Esposa. Por eso, la idea de Madre queda notoriamente en segundo plano, en beneficio de la figura de la Mujer que aplasta a la Serpiente, la segunda Eva.
239Tampoco se debe pasar por alto la forma en que se incluye en las estaciones a la Santísima Trinidad en su referencia a la Redención. Queremos que esos pensamientos nos despierten, incitándonos a plasmar nuestro amor a María en tal forma, que la Santísima Trinidad y la Redención lleguen a ser nuestros misterios predilectos y que nos constituyamos en sus celosos apóstoles. Cuando Dios nos quiera regalar la gracia de la contemplación, nos encontrará así mejor preparados.
ORACIÓN INTRODUCTORIA
Uno: |
240Padre, junto a María, nuestra Madre, quiero acompañar al Redentor del mundo y en su lucha a muerte ver esos poderes que actúan en todos los sucesos de la historia. |
241Ayúdame, con su Esposa la Gran Señal, a ofrecerle como instrumento mis débiles manos a El, el Señor, a quien, por amor a nosotros, constituiste para enjuiciar a Satanás. | |
242Me veo situado entre esos dos grandes poderes que se proscriben mutuamente en una eterna lucha, y con entera libertad una vez más me decido por Cristo ahora y para siempre. | |
Todos: |
243Concédeme abrazar con el Señor alegremente la cruz, e ir por los caminos de la Inscriptio sin vacilación, para que como esposa me asemeje al Esposo y como instrumento sea fecundo para su Reino de Schoenstatt. |
244Te imploro, Señora tres veces Admirable, contemplar la profundidad del corazón de Cristo y, en medio de un mar agitado por el odio, acompañarlo con el ardiente fuego de tu amor. Amén. |
Primera Estación - JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
245Satanás, a través de sus esbirros, te ha condenado a muerte contra todo derecho; a ti, Señor, que eres, desde la eternidad, la Verdad, la Justicia, el Amor y la Vida. |
246Con soberana libertad y en silencio aceptas como voluntad del Padre tu sentencia de muerte, eres tan desprendido de ti mismo y tan íntegramente libre, que estás dispuesto a seguir sólo lo que es del Padre. | |
Coro dos: |
247Pilato, el Sumo Sacerdote y las masas culpablemente te abandonan a ti, Luz del mundo, y te vuelven a menudo a condenar a muerte entre gritos estridentes, con odio y con desprecio. |
248Cada vez que vulneré la verdad, la justicia o el amor, o por cobardía contravine tus deseos, entonces, junto a tus verdugos, me aparté de ti y privé de tu amor a la tierra de Schoenstatt. | |
Uno: |
249Junto con tu Esposa, que contigo sobrelleva los pesares, quiero morir a todos mis egoísmos. Con alegría hago renuncia total, también de mi honor y de mis derechos; a todo renuncio si el Padre así lo pide |
Todos Cantan: |
250Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Segunda Estación - JESÚS CARGA LA CRUZ
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
251Pronto recibirás el bautismo de sangre el que siempre anhelaste con todas tus ansias; se te concede la gloria del dolor, que el Padre te regala para salvación nuestra. |
252Te veo abrazar con inmenso anhelo esa cruz, que proclama con voz alta la misericordia divina y que, siendo fabricada para ti por la ilusión del Demonio, ahora Tú coges como instrumento de redención. | |
Coro dos: |
253A través de todas las épocas, por múltiples caminos, vas cargando la cruz, flaqueando y despreciado. Lo que tu Iglesia sufre en persecuciones es la cruz que ponen en tus hombros. |
254Desde que Tú magnánimamente la aceptaste, adquirió un claro resplandor y un valor precioso. Quien te ama, busca en ti, Señor, con noble orgullo, junto a tu fuerte Esposa, obtener el madero de los esclavos. | |
Uno: |
255Concédeme llevar siempre con alegría la astilla de la cruz que el Padre me mande por las circunstancias de mi vida, para que la Inscriptio se manifieste como auténtica y mi ser y mi actuar alaben al Padre filialmente. |
Todos cantan: |
256Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Tercera Estación - JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
257Te oprime el amargo peso de los pecados y te derrumba el apresuramiento de los verdugos; pero el saber que el Dragón obstruye la entrada al cielo, te impulsa a levantarte para cumplir la obra de la Redención. |
258La Obra que te ha encomendado el Padre, y para la cual la Madre y Esposa dio su Sí, no te deja descansar hasta que la hayas consumado, borrando la deuda contraída por Adán. | |
Coro dos: |
259La culpa de los hombres te hace retirarte en silencio y por momento te ahuyenta de la cercanía de los pueblos; pero tu amor redentor te impulsa con fuerza, para, en unión a tu Esposa, volver a las tinieblas. |
260No puedes perder ninguna de tus pequeñas ovejas; a todas las conducirás victoriosamente a casa para que, cumpliendo el santo encargo del Padre, se asemejen ellas a ti a pesar de las astucias de la Serpiente. | |
Uno: |
261Cuando la culpa y el peso de la naturaleza me oprimen, cuando me abruman los fracasos y las preocupaciones de pastor, entonces, Señor, pido seguir tu huella como un faro que ilumine las debilidades de la naturaleza |
Todos cantan: |
262Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Cuarta Estación - JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
263En tu arduo camino de cruz no puede faltar María, tu Permanente Cooperadora en la salvación de los hombres; el Padre la puso a Ella al lado tuyo, como antaño le dio Eva a Adán por compañía. |
264Un mar de dolor conmueve los dos corazones... pero nada podrá jamás arrancar de ellos la decisión de atenerse inconmovibles a la voluntad del Padre y de recorrer juntos el camino del sufrimiento. | |
Coro dos: |
265Desde entonces, cada vez que se alza la humareda del fuego infernal, te sirves de María, que pisa la cabeza de la Serpiente, para reprimir, por la palabra de una mujer, a la Bestia, que abre sus grandes fauces de dragón. |
266En unión con María quieres salvar a los hombres, encadenarlos al igual que Tú a la voluntad del Padre. Ella es y será siempre el señuelo, el imán, al cual nuestro corazón difícilmente podrá resistir. | |
Uno: |
267Con tu bondad inefablemente generosa has regalado a Schoenstatt la flor más noble de la humanidad; queremos guardarla en el santuario del corazón y llevarla hacia el mundo con audacia. |
Todos cantan: |
268Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Quinta Estación - SIMÓN DE CIRENE AYUDA A CRISTO A LLEVAR EL MADERO DE LA CRUZ
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
269Es deseo del Padre que no continúes solo cargando los pesados maderos de la cruz. El te envía a Simón de Cirene para traerte alivio, ánimo y reposo. |
270Al principio te ayuda Simón contra su voluntad, mas pronto siente brotar de ti una fuerza divina; imprimes en Él tan acusadamente tu imagen, que se transforma en fiel retrato tuyo | |
Coro dos: |
271Los que el Padre escogió desde toda la eternidad para ser, en el Espíritu Santo, sal y luz del mundo, quieren hoy ofrecerte sus hombros para llevar contigo el emblema de la Redención. |
272Por cierto el Dragón se opone a que beban tu cáliz en cuyo fondo brillan perlas de cielo; pero como a tu Esposa, a tus elegidos los asemejas a ti en el ser, en el actuar y en un dolor rico en victorias. | |
Uno: |
273Te agradezco porque diariamente puedo ofrecerte mis hombros para la cruz de la vida; edúcame así para ser un reflejo tuyo cumpliendo siempre como hijo los deseos del Padre. |
Todos cantan: |
274Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Sexta Estación - VERÓNICA OFRECE UN VELO A JESÚS
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
275Entre la fila de verdugos, sin timidez ni miedo, Verónica, con el corazón colmado de compasión, irrumpe intrépida, te alcanza y te presenta un sudario que Tú tocas agradecido. |
276Este servicio de amor te alegra tan hondamente, que en el paño dejas impresa tu faz y lo devuelves a Verónica, a quien el más puro amor la ha impulsado hacia ti | |
Coro dos: |
277Desde entonces y con frecuencia acepta, Señor, que nobles mujeres te escojan como Esposo del alma. En los miembros de tu Cuerpo te sirven movidas por ardiente amor y con valentía inquebrantable. |
278Tienen ellas los rasgos de la ternura y de la pureza de Cristo, y no hay en ellas engaño, falsedad ni mentira; van por los caminos de la creación pecaminosa como vivas y luminosas huellas de Cristo y de María. | |
Uno: |
279Te doy gracias porque en el mundo de Schoenstatt hay Verónicas que mantienen vigilancia; Señor, que nunca desaparezcan de nuestras filas y que nosotros seamos siempre sus caballerosos protectores. |
Todos cantan: |
280Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Séptima Estación - JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
281Pesadísimos son los maderos y te vuelven a derribar, pues los príncipes y los pueblos no comprenden, por su endurecimiento en el mal, que sólo Tú puedes ser el Señor del mundo. |
282Son incapaces de entender la locura de la cruz, y por eso te rechazan con odio obstinado; se inclinan antes Satanás, Príncipe de este mundo, que los tiene atados con servidumbre eterna. | |
Coro dos: |
283Hay tiempos en que tajantemente se separan los espíritus y, en medio de su convulsión, buscan de nuevo a su Maestro. Muy alto se yergue el muro divisorio: sólo en el signo de cruz puede ser reconocido el Señor. |
284Veo precipitarse al abismo a los pueblos que se dejan apartar de la cruz de Cristo, y de la profundidad veo emerger al tirano que orgulloso quiere determinar el curso de la historia | |
Uno: |
285Señor, por los ruegos de María, tu Esposa, que no caiga la cruz; álzala de nuevo; brille desde el cielo; contigo quiero llevarla hacia el mundo, hasta que nuestro pueblo vuelva a postrarse ante ella |
Todos cantan: |
286Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Octava Estación - JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES QUE LLORAN
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
287Tan perturbados están los ojos de las mujeres, que no logran mirar con la verdadera fe; solamente ven una figura que flaquea, y no te perciben a ti, el Dios que sostiene todo lo existente. |
288Con dolor señalas a sus hijos, que en Jerusalén pronto serán anunciadores de la divina justicia, pues la Ciudad Santa será un montón de ruinas y será dispersado el pueblo que te rechazó. | |
Coro dos: |
289Veo vacilar por todos lados a millones de hombres, porque sus ojos está enfermos de ceguera. La luz que penetra las tinieblas está impedida por las trabas de Satanás y del egoísmo. |
290Escucho retumbar los truenos del castigo divino, que derriban a todos los que no quieren ver; confusión y desolación reinan en la tierra, que tan desdeñosamente a desconocido al Mesías. | |
Uno: |
291Presentaré tu sangre, Señor, al Padre como ofrenda; quiera El acordarse de los dolores de nuestra Madre, tomarme a mí como víctima de propiciación y cambiar así el rigor de su parecer justiciero. |
Todos cantan: |
292Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Novena Estación - JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
293El amargo tormento vuelve a oprimirte y es tan duro, que te desplomas por tercera vez; de esta caída son culpables muchos hombres a los cuales cuidaste con especiales favores. |
294Debían prepararte marchas de victoria, pero se dejan conducir por los malos espíritus; no se liberan totalmente del mundo, que como tela de araña los tiene atrapados. | |
Coro dos: |
295Apóstoles de esa índole hay en todos los tiempos; aumentan dolorosamente tus sufrimientos de Redentor: ponen riendas a tu eficacia para frenarla, y así tu Espíritu no los puede penetrar. |
296El Demonio, tu adversario, puede jugar con ellos; sólo teme a aquellos que aspiran a lograr el todo, en los cuales domina y reinan sin límites el Espíritu, que guía a tu Colaboradora hacia la lucha. | |
Uno: |
297Aniquila, Señor, las secretas reservas que anidan en los ocultos pliegues del corazón y que son causa de que la actividad externa no alcancen la fecundidad querida por Dios. |
Todos cantan: |
298Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Décima Estación - JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
299Señor, tan cobijado estás en el corazón del Padre que soportas sin angustia el despojo de tus vestiduras, y al recibir los golpes permaneces quieto y sólo gimes, porque así lo ha dispuesto para ti el Padre celestial. |
300Cuanto hemos pecado por sensualidad en nuestra vida te entregas tan afrentosamente a la vergüenza. Con total libertad tomas esta decisión que colma cuerpo y alma con el más intenso sufrimiento. | |
Coro dos: |
301Aún hoy te veo desnudado, porque nuestra concupiscencia no cesa; pero también veo junto a ti una muchedumbre de héroes que se te entregan como ofrenda. |
302Ellos conservan íntegros el cuerpo y el alma y plasman virginalmente todo su ser y actuar; tienen por gloria, prestigio y honra permanecer en silencio junto a ti en pesares y vergüenzas. | |
Uno: |
303En ti, Señor, quiero que siempre el Padre sea mi norma; y, renunciando al cobijamiento en este mundo, pendiente de los ojos y la mano de nuestra Madre, quiero, en estrecha unión contigo, ir hacia la casa paterna. |
Todos cantan: |
304Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Undécima Estación - JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
305Te veo extender dócilmente las manos y dejarte conducir en todo por los verdugos; los clavos te penetran las manos y los pies; Tú lo recibes como un saludo de amor del Padre. |
306Porque no renunciamos a nuestra obstinación, Tú ya no quieres tener voluntad propia; tu alimento preferido es cumplir los deseos del Padre, en el cual, encuentra seguridad todo lo tuyo | |
Coro dos: |
307La antigua Serpiente procura siempre seducir a los hombres para que no escuchen la palabra del Padre, y tercamente vayan por confusos caminos y estén a disposición de poderes tenebrosos. |
308Tu congregas a los que están dispuesto, Señor, a atarse libremente en ti a los deseos del Padre, y que están orgullosos de los clavos de la obediencia, como corresponde a una esposa de Cristo, a un hijo de Dios. | |
Uno: |
309Siempre quiero decidirme con lúcida libertad; sólo la obediencia guiará mi amor; y el plan de amor del Padre, eternamente válido, podrá así realizarse en mi existencia. |
Todos cantan: |
310Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Duodécima Estación - JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
311Ahora estás suspendido entre cielo y tierra para que surja una nueva creación de amor. Tú, el Dios Omnipotente, está allí tan inefablemente pobre, porque tu amor es tan hondo y es tan cálido. |
312Para conducirnos rápido y seguros hacia ti, moribundo nos quieres regalar tu Madre: “¡Ahí tienes a tu Madre!” “¡Ahí tienes a tu hijo!” Así resuenan tus palabras desde la cruz, tu trono de Rey. | |
Coro dos: |
313Los hombres que se aferran a sus bienes, a sus posiciones que fácilmente desplazan la verdadera imagen de Dios, ellos te clavan al madero del desamparo y la ignominia, el que con fuerza sacude y despierta las conciencias. |
314Aquellos que prescinden de María, Quien, según el plan del Padre, siempre debe estar junto a ti, no comprenden la plenitud de tu Obra, no captan la totalidad de su fuerza y de su luz. | |
Uno: |
315Mirar con amor tu cruz me sirva cada vez para no confiar más en el dinero y en los bienes materiales, y poder así con facilidad, entregarme totalmente a ti y a María Madre, con el corazón y el, pensamiento. |
Todos cantan: |
316Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Decimotercera Estación - JESÚS ES DEPOSITADO MUERTO EN EL REGAZO DE MARÍA
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
317Después de vencer a la muerte y al Demonio, quieres que te depositen agotado en el regazo maternal de María, con tanta profundidad y ternura estás unido a Ella que en nuestro corazón se manifiesta cálidamente el Plan del Padre. |
318El sacrificio que María presentó al ofrecerte, me cantará sin cesar en el alma: amor redentor impulsa a realizar la acción del sacrificio; ésa es la entrega que ha consumado la obra de la Redención | |
Coro dos: |
319Este es el profundo sentido de todos los sufrimientos que el amor del Padre tan abundantemente nos depara: tenga la certeza de permanecer solitaria toda semilla que sepultándose no muera. |
320Después que ella, la segunda Eva, aceptó tu muerte, comprende María cada sufrimiento de los herederos de Adán y se preocupa con solicitud maternal de que cada dolor haga más plena la obra de la Redención. | |
Uno: |
321Quiero permanecer fiel como un niño a esa Madre e inscribir su nombre profundamente en los corazones; entonces el dolor que recorre todos los pueblos surgirá hecho un jubiloso y armonioso canto de redención. |
Todos cantan: |
322Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
Decimocuarta Estación - JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO
Uno: | Te adoramos, Señor Jesús, |
Todos: | ... que has muerto por nosotros en la cruz. |
Coro uno: |
323Corto tiempo te cubrirá la piedra sepulcral; pronto resucitarás victorioso de la muerte. Surges y te alzas de la tumba como triunfador y nos abre con júbilo la puerta del cielo. |
324Está ligado el poder de antigua Serpiente; la creación entera encontró su centro; ahora Tú eres el Señor de cielo y mundo, ante quien se postra todo lo creado. | |
Coro dos: |
325En tu Iglesia quieres caminar por todas las naciones bendiciendo, Señor, para extender tu Reino; y con tu Esposa, la Reina celestial, llevarlas en el Espíritu Santo al Padre. |
326Cuando tu Cuerpo Místico es despreciado y es condenado a morir y es reputado como muerto, entonces irrumpe por El la fuerza de Dios, para crear victoriosamente una tierra nueva. | |
Uno: |
327En los dolores y persecuciones enséñame a creer que nada puede arrebatarte tu corona de victoria; haz de Schoenstatt un instrumento escogido que con gloria aumente la Santa Iglesia militante. |
Todos cantan: |
328Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa, la que vence la Serpiente pisando su cabeza, concédenos ser, en el Espíritu Santo, instrumentos del Padre, para construir aquí en la tierra su Reino de Schoenstatt. Amén. |
ORACIÓN FINAL
329Cruz santa,a tus pies me rindo
y te canto
un ardiente himno de gratitud
y de júbilo:
¡en ti consumó
nuestro Señor la Redención,
que nos ha hecho hijos de Dios!
330Quiero ponerte en la hondura
mi alegre corazón
y regalarte de continuo
mi amor entero;
quiero fundar
toda mi esperanza de vida
en ti, Señor crucificado,
y en María, tu Compañera.
331Manifieste yo tu presencia a los hombres,
y así para vosotros los gane;
concédeme que, combatiendo día a día
arriesgue la vida por vosotros,
para que vuestro Reino
en todas partes logre victoria
y ensanche sus confines
por todo el universo.
332Concédeme entregar a los pueblos,
como el signo de redención,
tu cruz, Jesucristo,
y tu imagen María.
¡Que jamás nadie separe
lo uno de lo otro,
pues en su plan de amor
el Padre lo concibió como unidad!
333Por siempre permanezca
Schoenstatt como fiel instrumento
que os inscriba unidos
en el corazón de los hombres:
así se destruirá eficazmente
el reino de Satanás,
y, en el Espíritu Santo
se acrecentará la gloria del Padre. Amén